por Carmina Díaz
Mírame.
Cabalgo el dulce cuerpo de mi madre y no añoro ninguna otra cuna.
Me perfuman las hierbas que me rozan y el aroma maternal de su piel morena.
Estamos contentos.
Ella, porque volvió del exilio y la soledad de sus campamentos, yo, porque con ella inauguro un mundo nuevo lleno de sueños y esperanzas.
Su cuerpo se inclina hacia la tierra y, si hace falta, la regará con la leche de ese seno que me alimenta y me atrapa.
Mi cara reposa sobre el terciopelo de su espalda y mi oído escucha la sinfonía imparable de su joven corazón.
Yo soy su primera semilla germinada.
Ella es mi mundo y mi sonrisa.
Vuelve a mirarme…
Y descubre que somos la viva estampa de la esperanza sobre la madre Tierra…
* Autora : Carmiña Díaz Alvarez
Imagen de S. Salgado, de su serie Éxodos, tomada en la provincia de Zambeze, Mozambique, en el año 1994.
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