Una alianza perversa: medios y poder

Por Franklin Falconí

Los medios de comunicación, como instrumentos del imperialismo y de la oligarquía entraron en crisis, así como las instituciones políticas, los paridos de derecha. A tal nivel llegó la crisis que hoy los medios asumen las funciones que antes tenían los partidos políticos.

Con frecuencia en los grandes medios de comunicación se escuchan cuestionamientos a los supuestos intentos de concentrar poder por parte del Presidente de la República. Eso lo dice todos los días Jorge Ortiz en Teleamazonas y lo dijo Alfonso Espinoza de los Monteros, de Ecuavisa, en el homenaje que le organizaron empresarios y colegas suyos. Sin embargo, el debate que se ha producido en distintos foros (sobre todo académicos) alrededor de la libertad de expresión y la libertad de prensa, ha mostrado que el grado de concentración de poder que actualmente existe y que realmente hace daño es el del capital; la concentración de la riqueza del país en unas cuantas corporaciones y grupos financieros fuertes, pero también, consustancial a ella, la capacidad de construir la realidad a la medida de los intereses de estos grupos.

Uno de estos foros es el organizado por el vicerrectorado académico de la Universidad Central del Ecuador, el pasado 3 de julio, en el que participaron el académico Alejandro Moreano, Luis Saavedra, de la Secretaría de Comunicación de la Presidencia, Ramiro Vinueza, director del periódico OPCIÓN y Marco Villarroel, ex decano de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central.

La multimillonaria campaña montada en los medios para oponerse a la Ley de Justicia Financiera propuesta por el Gobierno, que camina paralela a una campaña de las empresas mediáticas por recuperar credibilidad y afirmarse como el poder más sólido en la oposición, muestran una ligazón directa entre quienes han manejado y manejan la economía del Ecuador y quienes, así mismo, han manejado y aún manejan la construcción de sentidos, quienes inventan e imponen discursos que sirven para interpretar esas realidades, generan escenarios, agendas de debate y protagonistas de los procesos políticos.

Según Alejandro Moreano, la realidad de concentración de propiedad de los medios de comunicación en el país y en el mundo produce la imposición de un pensamiento único. “Se desvalorizaron una serie de categorías que formaban parte del imaginario, del patrimonio de la humanidad, del discurso que los distintos sectores tenían para poder ver e interpretar los distintos procesos sociales, por ejemplo la categoría ‘contradicción’, que se expresaba en la lucha social. Fue sustituida por la categoría “diferencia”, que no es antagónica. Desaparecieron las clases, se habló de que el proletariado había desaparecido de la historia de la humanidad, justo en el momento en que el proletariado es extremadamente numeroso, considerando por ejemplo al proletariado chino, al hindú y al de las economías emergentes. “¿Cuántos obreros habrá en China?, ¿300, 400 millones? En los años 60 las diferencias sociales en los Estados Unidos eran de 10 a 1, ahora son de 70 a 1. Justo en ese momento las contradicciones han desaparecido, lo que hay es diferencias, lo que hay es diversidades, muy ricas por supuesto, pero que nunca pueden servir para oscurecer el carácter de los conflictos sociales, de la discriminación y de la opresión social”, sostiene el catedrático.

Por su parte, Luis Saavedra, funcionario de la Secretaría de Comunicación de la Presidencia de la República, entiende a la comunicación como un derecho al que la ciudadanía no ha tenido acceso por la omnipotencia de ciertos medios que se consideran propietarios de la libertad de expresión. “Los grandes medios de comunicación responden a una estructura de poder económico, razón por la cual en ellos nunca están los indígenas, los afroecuatorianos, los discapacitados. Nosotros queremos crear un sistema de pluralidad que incluye a los medios alternativos.”

El director del periódico OPCIÓN, Ramiro Vinueza explicó, por otro lado, que en el Ecuador, si bien existe un panorama adverso en el ámbito de la comunicación, y del ejercicio del poder por parte de las transnacionales y grupos económicos locales, los pueblos viven una indudable etapa de alzada de la lucha y la participación política en la vida del país.

“Las secuelas económicas, políticas y sociales de los dogmas neoliberales han sido destructivas. Desde los años 80 hasta inicios del nuevo siglo varias economías de la región han colapsado, como es el caso de Venezuela, Argentina, Perú, Colombia y otros. Los pueblos latinoamericanos, sin embargo, resistieron y lucharon desde un principio contra el neoliberalismo, el movimiento popular fue presentando batalla. En unos casos más temprano en otros un poco más tarde, las huelgas, los paros del pueblo y armados, los levantamientos, cobraron un importante auge, fortaleciendo organizativa y combativamente al movimiento popular. Desde finales de los 90 el movimiento popular derribó 3 presidentes en Ecuador, 2 en Argentina, 1 en Paraguay, etc.

“En el Ecuador, desde mediados de la década de los 90, constatamos una reanimación del movimiento popular, que fue corroborada en el levantamiento que derrocó a Bucaram, como una clara muestra de fortalecimiento organizativo y de conciencia política. La movilización popular evitó que se consumaran todas las reformas que pretendía la burguesía en la constituyente de 1998. Y cuatro años más tarde otro levantamiento de calidad y magnitudes superiores se produjo para echar del poder de Jamil Mahuad. Las políticas neoliberales impuestas por el imperialismo y las oligarquías criollas sufrían un duro revés. Hay un pueblo que asume conciencia de que si no los gobernantes no responden deben se echados del poder”.

Para Vinueza, los medios de comunicación, como instrumentos del imperialismo y de la oligarquía entraron también en crisis, así como las instituciones políticas, los paridos de derecha. “A tal nivel llegó la crisis que hoy los medios asumen las funciones que antes tenían los partidos políticos, es decir, promueven tesis, candidatos, atacan según su conveniencia a los gobiernos, en otros casos los apoyan, intervienen poniendo los parámetros para la elección de las jueces. No hay que olvidar las campañas de los medios televisivos para la conformación de la corte ideal, su rol jugado de una manera en la caída de Mahuad y de otra en la ciada de Lucio Gutiérrez. Sus paradigmas de imparcialidad, pluralidad, independencia, quedaron desenmascarados como las falacias que siempre fueron y hoy sufren un grave problema, la pérdida de credibilidad”.

Fuente: Voltairenet