"No hay que regalar las palabras nobles a los canallas" Osvaldo Soriano

"No hay que regalar las palabras nobles a los canallas"  Osvaldo Soriano
VIERNES - 7 pm - www.fmurquiza.com - FM 91.7

CIELO Y TIERRA en la Blogosfera

Hemos creado este blog, a partir de nuestro programa de radio "Cielo y Tierra", para intercambiar reflexiones, experiencias y propuestas.

Nuestra esperanza es que este encuentro favorezca la construcción conjunta de una comunidad sostenida por la solidaridad, el respeto mutuo, la promoción de los derechos humanos y la mejora en el sistema político en favor de una democracia plena.
Intentamos por Cielo y Tierra:

* Despertar la solidaridad, la reflexión, la toma de conciencia y el respeto mutuo, como ejes de una convivencia social en armonía, equidad y justicia.
* Fortalecer el juicio crítico y la conciencia social
* Difundir el pensamiento mariteniano aplicado a diferentes perspectivas que componen la sociedad, (cultura, política, economía, salud, ciencia y tecnología, diálogo ecuménico e inter-religioso)

Hagamos del encuentro una oportunidad para conocernos, enriquecernos y hacer posible una sociedad mejor para todos.
Te esperamos todos los viernes a las 7 de la tarde en www.fmurquiza.com FM 91.7 para compartir una charla entre amigos, acompañada de muy buena música étnica y literatura en nuestro idioma.

Claudia Santalla y Giselle Zarlenga

miércoles, 31 de enero de 2007

Desigualdad o Inclusión

En una reciente publicación de Ricardo Lagos, ex presidente de la Rep. de Chile, titulada “Desigualdades”, el autor se preguntaba dos cosas:
¿Cómo configuramos nuestra sociedad a futuro para garantizar a todos sus habitantes el acceso a aquellos bienes que se consideran indispensables?
Cómo generar sociedades con suficiente cohesión social, donde todos nos sintamos parte de su armado y su proyecto.
Integrados e iguales.
Es un desafío, como también lo es para la democracia.
Porque como régimen político puede perder legitimidad en la medida en que una de sus “ethos” principales, la igualdad ciudadana, aparece sin contenido sustantivo a una mayor desigualdad homogénea, una mayor capacidad excluyente.
De allí que la desigualdad además de constituir un problema ético, trae consecuencias para la “comunidad histórica”, como denomina Garretón al Estado Nación, (o simplemente al país), que lo lleva a transformar a la comunidad en una coexistencia de diversos mundos en un mismo territorio.
La idea de comunidad es reemplazada por la decisión y el arbitrio de enormes poderes concentrados.
Cuando la población observa como testigo el crecimiento en el campo económico y de la infraestructura, cuando el progreso se nota, es lógico que el hombre y la mujer se pregunten cómo y cuándo les toca lo que ven; y aquí quiero destacar una diferencia, ya que unos miran desde sus privilegios y otros desde sus carencias.
Este tema de equidad social fue agravado al extremo por las reformas neoliberales y en las expresiones tanto del consenso de Washington como de las políticas fundamentalistas de algunos gobiernos de la región a la cual pertenecemos.
No sólo afectó más a los sectores ya debilitados sino también a la capacidad y voluntad del Estado para asistirlos.
Cuando miramos a Europa, allí donde el Estado de bienestar ha sido tan trascendente, vemos cómo ahora cada uno de esos países asume que para poder preservar parte de sus políticas sociales, tiene que ajustarse a nuevas realidades y construir una sociedad armónica, con cohesión social y participación clave de sus actores políticos.
Las políticas correctivas del modelo neoliberal llamadas políticas de crecimiento con equidad, tuvieron un éxito relativo en la lucha contra la pobreza y la indigencia, pero no han podido lograr avances contra la desigualdad. Esto es debido a que no han podido resolver el problema de la redistribución directa del ingreso y la riqueza a través de reformas tributarias y reformas estructurales del Estado.
En muchos casos, la oposición a estas reformas y modelos de distribución, no surge únicamente de aquellos favorecidos con la actual situación de poder y riqueza, sino también por los sectores medios; y también por grupos políticos que pretenden afirmar su “progresismo”, negociando con los poderosos aun concientes que una justa distribución los dejaría afuera.
La falta de principios de redistribución manifiesta la negación del gobierno a encarar reformas tributarias – en especial las cargas impositivas inequitativas y los grandes evasores – a implementar políticas de gobierno y de estado que permitan controlar el crecimiento económico en función de una mejor distribución, tendiendo a disminuir la situación de desigualdad.

Emilio Risté
(Editorial correspondiente a la Emisión del día 30.01.2007, del programa radial Cielo y Tierra)

No hay comentarios.: