"No hay que regalar las palabras nobles a los canallas" Osvaldo Soriano

"No hay que regalar las palabras nobles a los canallas"  Osvaldo Soriano
VIERNES - 7 pm - www.fmurquiza.com - FM 91.7

CIELO Y TIERRA en la Blogosfera

Hemos creado este blog, a partir de nuestro programa de radio "Cielo y Tierra", para intercambiar reflexiones, experiencias y propuestas.

Nuestra esperanza es que este encuentro favorezca la construcción conjunta de una comunidad sostenida por la solidaridad, el respeto mutuo, la promoción de los derechos humanos y la mejora en el sistema político en favor de una democracia plena.
Intentamos por Cielo y Tierra:

* Despertar la solidaridad, la reflexión, la toma de conciencia y el respeto mutuo, como ejes de una convivencia social en armonía, equidad y justicia.
* Fortalecer el juicio crítico y la conciencia social
* Difundir el pensamiento mariteniano aplicado a diferentes perspectivas que componen la sociedad, (cultura, política, economía, salud, ciencia y tecnología, diálogo ecuménico e inter-religioso)

Hagamos del encuentro una oportunidad para conocernos, enriquecernos y hacer posible una sociedad mejor para todos.
Te esperamos todos los viernes a las 7 de la tarde en www.fmurquiza.com FM 91.7 para compartir una charla entre amigos, acompañada de muy buena música étnica y literatura en nuestro idioma.

Claudia Santalla y Giselle Zarlenga

lunes, 1 de octubre de 2007

Pablo Goldschmidt el virólogo argentino en Guinea

Premian la labor de un argentino en Asia y Africa

Guinea-Conakry es considerado el país más pobre del mundo. Los detalles de este amargo privilegio son aterradores: con una expectativa de vida que no llega a los 50 años, el 60% de los hombres y el 82% de las mujeres que componen su población de unos 10 millones de habitantes son analfabetos. Es más, el producto bruto nacional de este país africano que se asoma sobre el océano Atlántico, cuyos miserables caseríos carecen de agua potable y letrinas, ¡y donde ni los hospitales tienen electricidad!, disminuyó un 16% en la última década.

En este escenario desolador, un virólogo argentino encontró una forma barata y eficaz de tratar el tracoma, una infección que se manifiesta en los niños inicialmente como una conjuntivitis, pero que sin tratamiento produce una grave irritación en los párpados, ulceraciones oculares y cicatrices que pueden conducir a la ceguera.

El trabajo acaba de recibir en París el premio al mejor estudio clínico internacional por su carácter innovador en la ceremonia de clausura del Congreso Mundial de la Sociedad Internacional de Inflamación Ocular.

"Estuve en 21 pueblos de Guinea Conakry y siete de Paquistán -cuenta Pablo Goldschmidt, que reside desde hace 27 años París y trabaja en el Centre National des Quinze Vingts -. Allí pudimos probar mediante estudios a doble ciego que un tratamiento tópico de seis gotitas oftálmicas aplicadas en tres días y que cuesta 70 centavos de dólar obtiene un éxito terapéutico equivalente al que se logra administrando el fármaco de referencia de la Organización Mundial de la Salud (azitromicina oral, 20 mg por kilo de peso). Este último cuesta ocho dólares el tratamiento y cuatro, si se compra el genérico."

El tracoma es una catástrofe sanitaria. En el siglo XIX, ciudades como París, Londres o Moscú eran las capitales del tracoma, pero hoy sólo lo padece la gente más pobre del planeta. "Lo que subleva -dice Goldschmidt- es que, tratado antes de los diez años, es perfectamente curable. Basta con lavar a los bebitos, para que baje la prevalencia significativamente."

La infección se ensaña allí donde no hay agua potable ni letrinas. "En esos pueblos, los ojos de los chicos están expuestos continuamente a las moscas que pululan y se reproducen en las heces de los animales que deambulan cerca de donde duermen los humanos -cuenta Goldschmidt-. Si se aleja las vacas a cincuenta metros de donde duermen los bebes, se construyen y mantienen funcionando las letrinas, y se proporciona y se enseña el uso del jabón a las mamás para que se laven las manos y laven las caritas de los chicos una vez al día , el tracoma ya baja a la mitad."

Sin embargo, se estima que en Africa, en Asia y en poblaciones aborígenes de Australia, más de 50.000.000 de pesonas están afectadas y 5.000.000 ya han perdido la visión. En América latina, sólo en regiones aisladas de México; en Guatemala, y en focos del estado de San Pablo, en Brasil, se informó de algunos casos.

Sin luz en el tercer milenio

"Lo más interesante es que pudimos demostrar que poniéndoles una gotita a la mañana y otra a la noche el 84% de los chicos seguía curado a un año del tratamiento y el 78%, a los tres años", subraya Goldschmidt.

Los recuerdos de las campañas tienen, para el investigador argentino, un sabor agridulce. "Desde hace tres años, durante una semana por mes volé de París a Conakry, una ciudad con una costa atlántica que es una especie de cloaca gigante -cuenta-. Luego había que viajar catorce horas más en camión hasta Kankan. Las condiciones de vida de esos pueblos son espantosas. Hay dos médicos oftalmólogos en toda Guinea, que desde el 89 es un país sin luz, donde no hay ONG ni Internet, lo único que hay es teléfono celular y funciona a ciertas horas del día. Hay una sola heladera en la provincia, un congelador que anda con nafta. Es muy bravo ver la miseria extrema y ser testigo del abandono que sufren esos pueblos..."

Para desarrollar las gotas oftálmicas, Goldschmidt trabajó con un laboratorio francés que ahora patentó el uso del fármaco en Europa para la conjuntivitis purulenta. A cambio, donó todos los tratamientos para finalizar las campañas en Guinea y en el noroeste de Pakistán, y proveerá 600.000 dosis para tratar una epidemia de tracoma en Camerún, donde el virólogo argentino se dispone a viajar en breve.

Hubo que pelear, también, contra la corrupción, y las trabas políticas y culturales del lugar. "Los tratamientos de azitromicina llegaban por millones, pero cantidades desconocidas iban a parar a los burdeles -afirma Goldschmidt-. Como se usan también para tratar enfermedades venéreas, como la gonorrea y la sífilis, a los chiquitos no les llegaban. Ahora esperemos que con las gotitas no se desvíen los recursos."

Además de validar científicamente la aplicación tópica de una solución antibiótica oleosa compatible con las lágrimas y estable al calor, Goldschmidt formó a 14 promotores de salud en Guinea Conakry y a 10 en Paquistán.

"La pobreza extrema que hace posible esta infección es algo que no se puede imaginar y a nadie parece importarle -lamenta el investigador, que puso a disposición de la comunidad científica todos sus trabajos publicados por el British Journal of Ophthalmology y la revista Ophthalmic Epidemiology -. ¡Pensar que hay 50 millones de enfermos de tracoma y un centenar de gripe aviaria! Y que para el tracoma hay cura..."

Por Nora Bär
De la Redacción de LA NACION
Lunes 1 de octubre de 2007

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