"No hay que regalar las palabras nobles a los canallas" Osvaldo Soriano

"No hay que regalar las palabras nobles a los canallas"  Osvaldo Soriano
VIERNES - 7 pm - www.fmurquiza.com - FM 91.7

CIELO Y TIERRA en la Blogosfera

Hemos creado este blog, a partir de nuestro programa de radio "Cielo y Tierra", para intercambiar reflexiones, experiencias y propuestas.

Nuestra esperanza es que este encuentro favorezca la construcción conjunta de una comunidad sostenida por la solidaridad, el respeto mutuo, la promoción de los derechos humanos y la mejora en el sistema político en favor de una democracia plena.
Intentamos por Cielo y Tierra:

* Despertar la solidaridad, la reflexión, la toma de conciencia y el respeto mutuo, como ejes de una convivencia social en armonía, equidad y justicia.
* Fortalecer el juicio crítico y la conciencia social
* Difundir el pensamiento mariteniano aplicado a diferentes perspectivas que componen la sociedad, (cultura, política, economía, salud, ciencia y tecnología, diálogo ecuménico e inter-religioso)

Hagamos del encuentro una oportunidad para conocernos, enriquecernos y hacer posible una sociedad mejor para todos.
Te esperamos todos los viernes a las 7 de la tarde en www.fmurquiza.com FM 91.7 para compartir una charla entre amigos, acompañada de muy buena música étnica y literatura en nuestro idioma.

Claudia Santalla y Giselle Zarlenga

jueves, 25 de enero de 2007

Acceso a los Medicamentos - Un Bien Social (III)

Por Claudia Santalla
Participación de la sociedad en la implementación de las políticas

Conforme a los dictados de la OMS, los gobiernos deben implementar políticas nacionales de medicamentos basadas en el concepto de medicamentos esenciales, formuladas y aplicadas involucrando con una participación clara y comprometida a las ONG’s y a los consumidores.
Es un factor decisivo en el éxito del tratamiento en toda persona, el acceso no sólo a la terapéutica adecuada y al medicamento como parte de ella, sino a toda la información necesaria y en el tiempo oportuno, que le permita elegir el modelo de tratamiento a seguir y ejercer la apropiación de su propio proceso curativo.
Sólo en esas circunstancias, la persona puede recuperar el poder sobre su propia vida y dejar de ver a la enfermedad como algo que está en manos de otros solucionar, sometiéndose a la total indefensión.
Según Jack Barnes, de la Campaña Nacional del Asma del Reino Unido, "Los pagadores y los médicos (producto de la asimetría de la información en el mercado de salud), pueden ejercer un monopolio con la información”. Es necesario que los pacientes tengan a su disposición más fuentes de información incluyendo la del sector farmacéutico y la de las organizaciones dirigidas al consumidor. Cabe recordar el rol primordial del Estado en relación a la Información hacia los ciudadanos y su obligación de regular los contenidos informativos para evitar engaños y manipulación de la opinión pública.
Otros van más allá, proponiendo que los pagadores mantengan el control de costos pagando un precio que fomente la investigación, el desarrollo y la competitividad de precios, incluyendo a la automedicación para los productos antiguos - situación que considero aun riesgosa en nuestro país-.


El Mercado en tanto asignador de identidad social

En la sociedad actual, gran parte de la racionalidad integradora y comunicativa de la sociedad se construye en el acto del consumo, y siendo el consumo el conjunto de procesos socioculturales a través de los que se realizan la apropiación y los usos de los productos, el mercado se torna un asignador de sentido - tal vez mayor que el Estado - en la construcción de la identidad de un ciudadano; afectando su juicio crítico, sus valores y dictaminando su condición de incluido o excluido del sistema social aceptado.
Las personas frente al mercado son sometidas a muchas tensiones, una se da entre su vida cotidiana (material y simbólica) y el mercado como realidad social, comunicacional y trasnacional que lo fuerza a desdibujarse, a transformarse en un “sujeto del mercado” de características universales.

A su vez, el mercado juega con el deseo de las personas, las somete a través de pautas publicitarias y refinadas técnicas de marketing a “desear” determinados productos por la ilusión del “valor agregado que le aportan como persona” y no por la necesidad en sí que satisface el producto propiamente dicho. El mercado puede así contaminar y llegar a dirigir la capacidad de las personas para acreditar calidad y eticidad a los productos que ofrece.
El sujeto alienado, pierde capacidad de análisis crítico y racional, le es difícil diferenciar lo que necesita de lo que le dicen que debe necesitar y tener. A esto se suma “la mano invisible del mercado” que en lugar de reasignar los recursos de manera equitativa, excluye a más de la mitad de la población del mundo entero, de los medios para adquirir los productos sobre los cuales genera un deseo irresistible.

En estas circunstancias, las personas son excluídas y/o se autoexcluyen psicosocialmente del sistema o se entregan a una escalada de endeudamiento progresivo que los vuelve cada vez más esclavos, despojándose de su soberanía en tanto ciudadanos y de su libertad en tanto seres humanos.

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